Que no te hagan el Jaque Mate Pastor
Algunas veces las discusiones se plantean como contiendas en las que cada uno de los participantes busca derrotar al adversario a fuerza de argumentos (suponiendo que hay fair play).
En éste tipo de discusiones, como en casi toda contienda, el que va perdiendo se da cuenta y el que va ganando también. Si pensamos en una pelea de puños, en la que nos están irremediablemente rompiendo la cara, una alternativa de salvación podría ser salir corriendo a toda velocidad. Continuando con la analogía, en las discusiones el equivalente a la huida seria la estrategia del cambio de tema.
Seguramente a muchos les ha pasado sentirse triunfadores en una discusión y ver como poco a poco nuestro “contrincante” intenta cambiar el eje o meter ruido como para evitar la derrota argumentativa y en esos casos el “¡No me cambies de tema!” funciona, como el que sale a correr al que escapa, para retornar al ring a nuestro adversario.
La estrategia de cambiar de tema es a las discusiones como el jaque mate pastor es al Ajedrez. Muy fácil de hacer pero también muy fácil de detectar.Dolores de parto. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LdSCA) azuza la hipocondria pleitista de la patronal. Quizá el cronista se equivoque al fustigar su escasa versación, acaso leyeron el Martín Fierro: saben hacerse amigos del juez.
Todo esto viene a cuento de las Declaraciones de Hebe de Bonafini en la marcha de apoyo a la ley de medios de hace unos días. Estoy de acuerdo en que no estuvieron bien, en general, los comentarios que hizo; pero centrar el foco en eso es una burda aplicación de la estrategia: “cambiar de tema”.
La cuestión de fondo y lo que a mí me parece gravísimo para la institucionalidad de nuestra Nación es como algunos jueces responden a los intereses de grupos económicos y aplican irresponsablemente y sin argumentos medidas cautelares, amparos y todo tipo de chicanas desvirtuando la idea de justicia solo para demorar la plena aplicación de una ley aprobada por el congreso nacional que ha sido discutida y debatida en muchísimos foros populares y que ha sido elogiada por referentes internacionales en materia de libertad de expresión como por ejemplo Frank Larue.
Les comparto ésta reflexión de Mario Wainfeld. Puede aportarles algo mucho más valioso que los 5 minutos que van a gastar en leerla...
Dolores de parto La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LdSCA) azuza la hipocondria pleitista de la patronal. Quizá el cronista se equivoque al fustigar su escasa versación, acaso leyeron el Martín Fierro: saben hacerse amigos del juez.
Adolfo Harisgarat, conjuez federal de Dolores acogió, con tanto beneplácito como ligereza, un amparo promovido por un empresario local, dueño de una señal de cable. El demandante alegó que la empresa Cablevisión le hizo saber que la señal de cable local El Garage, de su propiedad, sería retirada de la grilla del multimedios, por orden gubernamental. Esa directiva no existe pero desde el derecho romano rige un proverbio (en latín, como cuadra) de minimis non curat praetor. Esto es, el juzgador no repara en cuestiones mínimas, en detalles. En este caso, el “detalle” es que se litigó contra una norma virtual, apenas contra una amenaza de la empresa oligopólica. Pero la sentencia condena al Estado.
Su Señoría no es minimalista, para nada: ni para escudriñar los hechos ni para extender las consecuencias de su sentencia. Hizo lugar, como rayo, al reclamo sin “limitarse” al caso que le fue sometido. El empresario de Dolores, que instaba a los tribunales por un virtual conflicto con la grilla local, obtuvo como por arte de magia una sentencia de alcance nacional. El nuevo orden en la grilla de los canales quedó suspendido para todo el país que, aunque el conjuez Harisgarat lo soslaye, abarca muchas otras ciudades que Dolores, incluso 23 provincias amén de la de Buenos Aires. El fallo, por decirlo en términos técnicos, oscila entre ser una vergüenza y una canallada. El sentenciante exorbita a niveles absurdos su competencia. Sin que medie prueba del agravio, sin que haya acto jurídico estatal, sin que se explique por qué un litigante queda investido de legitimación para representar a todos los empresarios de su rubro.
La “sentencia fácil”, un vicio recurrente en la jurisprudencia actual, desafía a la Corte Suprema de Justicia que tiene pendiente la decisión sobre una medida cautelar referida a la ley de medios. Cunde la versión, fundada en filtraciones de la cumbre del alto tribunal: la Corte desestimará el recurso, alegando motivos procesales y desestimando la gravedad institucional en juego. Al hacerlo incentivará la irresponsabilidad de los tribunales inferiores como el que mencionamos, prestos a verticalizarse con cualquier reclamo corporativo e irresponsables al abusar de su jurisdicción. Ignorar la realidad subyacente sería una grave defección de la Corte, dicen que está en puerta.
Pasado mañana habrá una movilización oponiéndose a esa tropelía. Como es cotidiano, ciudadanos marcharán ante un poder del Estado para hacerle conocer sus derechos y, claro, darle noción del peso del número. Derecho de peticionar, se le llama. La narrativa dominante lo denomina “ataque”, salvo que se ejercite para cuestionar al oficialismo.